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La experiencia única de construir un hotel de diseño en La Paz

El arquitecto neoyorquino Stuart Narofsky, reconocido por el diseño de casas contemporáneas sustentables, afrontó el desafío de proyectar y dirigir la obra del nuevo Hotel Atix en la capital boliviana por el cual recibió un premio del American Institute of Arquitects. En esta columna relata su experiencia, los principales desafíos en la dirección de obra y los resultados alcanzados. Por Stuart Narofsky.

La Paz es una ciudad única. La capital de Bolivia se asienta en la base de los Andes con montañas de hasta 6.000 metros de altura. Esta ciudad de casi 2 millones de habitantes es una tierra de contrastes: un terreno montañoso en contraste con la chatura del altiplano, tipologías constructivas tradicionales que contrastan con el desarrollo moderno y las comunidades originarias que conviven con descendientes de europeos.

Visité esta imponente ciudad por veinte años, primero como turista y más recientemente como Profesor Visitante de la carrera de Arquitectura en una universidad local. En 2013 me contactaron un grupo de jóvenes desarrolladores que estaban interesados en construir un hotel boutique. Ellos vivieron por muchos años en el extranjero pero dado el cariño por su tierra natal tenían el objetivo de compartir la belleza y la cultura de Bolivia con el mundo. Con este sueño en mente eligieron el nombre Atix de Atiq, que significa "se puede” en quechua.

La localización era en el barrio de Calacoto, que se estaba convirtiendo en un punto central para nuevos hoteles contemporáneos, restaurants y vida nocturna. Cuando les pregunté por qué querían trabajar con nosotros - mi esposa y yo tenemos un estudio boutique, Narofsky Arquitecture, cuyo foco ha sido mayormente proyectos residenciales mono familiares en la costa este de los Estados Unidos - ellos dijeron que no querían el mismo tipo de construcción que veían en La Paz, querían algo diferente.

Era un proyecto emocionante: trabajar en otro país, otro continente, una oportunidad para aplicar nuestra filosofía de diseño a una nueva tipología de edificio y poder generar un impacto en una región que habíamos conocido como profesores pero no como profesionales.

Desde el principio parecía importante incorporar una sensación de tradición local en el diseño para que resultase un proyecto pensado internacionalmente pero influido por la costumbre local, el paisaje y sus recursos. En aquel momento no podíamos haber previsto el importante rol que iba a jugar ese último elemento, “los recursos”, en la realización final del edificio y sus interiores.

Además del requisito de 50 a 60 habitaciones y los espacios comunes nos dieron una guía básica de una técnica de construcción estructural. A diferencia de las técnicas constructivas de Estados Unidos, nuestro diseño se basó en columnas de concreto realizadas en el lugar y una estructura de loza, con un mínimo uso de acero.

En una primera etapa habíamos pensado en construir una fachada por fuera de la estructura, una matriz de vidrio y metal que representara textiles bolivianos. Sin embargo a medida que avanzamos con la construcción nos dimos cuenta que la poca familiaridad de los proveedores con este diseño nos iba a hacer muy difícil el camino. Esta fue la primera modificación que elegimos hacer en el que sería todo un proceso de filtrado y edición.

La otra adaptación de nuestra parte fue trabajar con el sistema métrico, no tanto con la medida en sí misma, sino que el desafìo fue comprender la sensación de tamaño y espacialidad en un patrón diferente. Chequeábamos constantemente los diseños y proporciones con nuestra medida en pies cuadrados.

A pesar de la enorme potencialidad de la vista, el terreno estaba entre un edificio de cinco pisos y uno de ocho en construcción. El concepto básico del proyecto tiene la forma de un paralelogramo en planta con bóvedas de vidrio y madera proyectadas hacia afuera. Esta forma irregular no sólo alude al paisaje y las montañas, sino que también permite maximizar las vistas esquivando las propiedades adyacentes.

En los casi dos años de construcción, y varios viajes a la obra, aprendimos, nos adaptamos y encontramos un equilibrio entre lo local y un diseño internacional. Cuando sentíamos que estábamos yendo demasiado lejos en una dirección de diseño, parábamos y ajustábamos los objetivos: mejor construir simple con calidad que fallar en la complejidad. Este proceso nos llevó a fortalecer la relación con nuestro cliente, los constructores y los proveedores, que fomentamos y perfeccionamos, de la cual resultó un edificio de características locales únicas con un toque internacional.

En la fachada de piedra Comanche, en la madera de los espaldares de las camas y los muebles, en los textiles están presentes lo mejor de la mano de obra y el artesanado boliviano. Porque lo sustentable no está sólo en los materiales sino también en generar un impacto positivo en la sociedad donde uno construye.

Gracias al alto nivel en el diseño arquitectónico y el concepto de hospitalidad de nuestro cliente, el hotel fue capaz de atraer a un grupo hotelero internacional como Design Hotels y ahora Atix es el primer hotel de esta comunidad en Bolivia.

Con nuestra participación en este esfuerzo de casi cuatro años hemos visto que La Paz sigue transformándose. Ahora con su sistema de transporte público por teleférico, la ciudad ofrece facilidad de acceso y alojamiento confortable para el viajero regional e internacional, lo que permite una mejor experiencia para apreciar los paisajes increíbles y lugares históricos junto con las ricas manifestaciones culinarias de La Paz.

Es raro que una empresa de arquitectura, especialmente una de otro país, tenga la oportunidad de desempeñar un papel tan importante al influir en el crecimiento de la industria turística de una región. Nos sentimos honrados de haber tenido esa oportunidad y de haber establecido relaciones duraderas con un grupo asombroso de personas.

Sobre Atix 

Fecha de inauguración: Septiembre de 2016

Metros construidos: 4.200 m2

Terreno: 700 m2

Sobre Stuart Narofsky

Stuart Narofsky es miembro del Instituto Americano de Arquitectos (AIA por sus siglas en inglés) y profesional acreditado en certificaciones LEED. Su estudio recibió premios AIA en numerosas oportunidades y muchos reconocimientos más a su labor. Ganó importantes competencias y sus obras fueron publicadas en numerosas revistas nacionales de Estados Unidos. Fue Presidente del Instituto Americano de Arquitectos  y dedicó 10 años a la enseñanza de la arquitectura y el diseño de interior en el Instituto de Tecnología de Nueva York.

Su estudio, Narofsky Arquitecture, se especializa en complacer las demandas de los clientes y a la vez buscar un diseño innovador y con conciencia ambiental. El proceso de diseño es tan importante como el proyecto finalizado. Como miembro del US Green Building Council, ejerce una arquitectura en la que la innovación y la responsabilidad ambiental son el objetivo primordial y el diseño es usado como herramienta para llegar a esa meta.



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